Nuevas evidencias apuntan a que beber té después de un ataque al corazón es beneficioso para los pacientes. Beber té de forma regular puede mantener con vida a las personas que han sufrido un infarto agudo de miocardio. El estudio, realizado por investigadores de la Harvard Medical School revisó a 1900 hombres y mujeres de 60 años o más y que habían sufrido un ataque al corazón. Las personas que habían bebido té de forma regular ANTES de sufrir el infarto -más de 14 tazas a la semana- tenían una tasa de mortalidad un 44% menor que los que no tomaban té, al cabo de 4 años. Los bebedores moderados de té tenían un 28% menos de mortalidad.
Lo que ha sido sorprendente para los investigadores ha sido la extensión del nivel de protección que se ha encontrado. Esta asociación se mantenía de forma independiente de la edad, sexo, tabaquismo, obesidad, diabetes, o ataques cardíacos previos.
Mientras estudios previos sobre los efectos del té consumido de forma regular disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular, los resultados han sido mixtos. Ninguno de ellos había estudiado los efectos del consumo de té a largo plazo, sobre la supervivencia tras el infarto de miocardio.
La clave del efecto protector parece estar en un grupo de antioxidantes, llamados flavonoides, que son comunes tanto en el té verde como en el té negro. Estos componentes se encuentran también en frutas y vegetales, incluyendo las manzanas, cebollas y brócoli. Diversos estudios han mostrado que los flavonoides pueden ayudar a disminuir el colesterol LDL (el malo). La investigación también muestra que el té negro mejora la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse, en aquellas personas que han tenido el ataque cardíaco.
Aunque la dieta y los estilos de vida pueden haber contribuido a estos resultados tan buenos, no se encontró que el consumo de té estuviera relacionado con diferentes estilos de vida en general.