El té blanco es un té ligeramente oxidado que crece y se cultiva casi exclusivamente en China. Proviene de las hojas más jóvenes de la planta china Camellia sinensis. Las hojas se dejan blanquear a la luz solar natural, antes de procesarlas ligeramente para evitar la oxidación y la fermentación posterior.
El método de preparación del té blanco protege su delicado aroma y contribuye a retener niveles elevados de las sustancias químicas responsables de los efectos beneficiosos del té blanco para la salud. El té blanco contiene niveles altos de catequinas, polifenoles que se han estudiado por su capacidad de ejercer beneficios sobre enfermedades como la arteriosclerosis, la reducción de la presencia orgánica de carcinógenos. Se ha dicho además que pueden reducir el riesgo de accidente vascular cerebral, insuficiencia cardíaca, tumores malignos, diabetes, y como protector de la piel frente al daño que causan los rayos ultravioleta.
Aunque todos los tés procedentes de la planta Camellia sinensis tienen un procesamiento similar, cuanto mayor y más intenso es ese procesamiento, más oscuro es el té. Así, los tés blanco y verde son los menos procesados. El proceso del té blanco es tan leve que mantiene prácticamente todas las propiedades que la hoja tiene cuando todavía está en la planta, lo cual es muy útil para el uso de este tipo de té para mejorar ciertas dolencias.
El té blanco contiene los mismos tipos de polifenoles que el té verde, pero en mayor proporción.
Se han llevado a cabo estudios para analizar si el té blanco tiene los mismos efectos anticancerígenos que el té verde. Estos estudios han concluido que el té blanco es capaz de inhibir las mutaciones del ADN con mayor efectividad que el té verde.
Por otro lado, el té blanco puede hacer la sangre ‘más ligera’ y mejorar el funcionamiento de las arterias. Ayuda a disminuir la presión arterial alta y a mantenerla en niveles normales. Mediante la protección vascular proporcionada por el té blanco, el consumo de este tipo de té ayuda a proteger el organismo de los temidos accidentes vasculares.
Las catequinas actúan como potentes antioxidantes contribuyendo a disminuir los niveles de colesterol en la sangre. Es probable que el té blanco ayude a aumentar los niveles de colesterol HDL (colesterol ‘bueno’) y a disminuir los del colesterol LDL (el ‘malo’).
El té blanco contiene pequeñas cantidades de flúor y otros minerales que ayudan a mantener los dientes y las encías fuertes y sanos. Ayuda también a disminuir la cantidad de bacterias en la placa bacteriana de los dientes, la caída de los dientes e incluso el mal aliento.
Los radicales libres provenientes de estar demasiado tiempo expuestos al sol, o debido al estrés mental, o incluso a dietas malas, dañan la piel hasta producirle un envejecimiento prematuro. Mediante la eliminación de estos radicales libres, el té blanco protege la piel y ayuda a revertir parte del daño producido. Tomar té blanco ayuda a mantener una piel sana y radiante.