Las sustancias conocidas por aumentar la oxidación hepática de los ácidos grasos, como los agonistas beta-adrenérgicos, disminuyen el consumo voluntario de alimentos en animales de experimentación.
Se ha barajado la hipótesis de que el estado energético en el hígado primariamente la producción de ATP (adenosín tri-fosfato), dispara señales a los centros cerebrales de regulación del apetito a través de neuronas sensoras vagales. Entonces, cuando la oxidación hepática de ácidos grasos es baja y hay una disminución concomitante del ATP, aumenta el apetito.
El consumo de ácidos grasos de cadena media, ingredientes que aumentan la oxidación hepática de los ácidos grasos, se ha mostrado que reducen el consumo de comida en seres humanos. Dada la evidencia de que las catequinas del té verde pueden aumentar la oxidación de la grasa hepática, es plausible que las catequinas del té verde sean capaces de alterar el apetito.
Los estudios en animales relacionando las ganas de comer con el consumo de catequinas de té verde o con epigalocatequín-3-galato son poco consistentes. Los estudios sobre la voluntad de comer en humanos son muy pocos. En un estudio, los sujetos consumieron un 8% menos de comida cuatro horas después de tomar extracto de té verde, comparados con los individuos control.
Aunque la mayoría de estudios no han sido capaces de encontrar diferencias en relación al apetito entre los que consumieron té verde y los que no, es posible que sea debido a que los métodos para valorar el apetito no hayan sido suficientemente sensibles para detectar variaciones pequeñas en la sensación de hambre.